En el marco de la lucha permanente contra la pobreza, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis), a través de Foncodes con el proyecto Haku Wiñay, en base a capacitación, asistencia técnica y entrega de activos, ha abierto posibilidades de salir adelante para 400 familias de comunidades rurales del distrito San Miguel de El Faique, provincia de Huancabamba, en la ceja de la sierra piurana.
“La vida en el campo puede ser menos dura con oportunidades. Las mujeres, ahora, ya no nos quedamos en casa haciendo las labores del hogar, esperando que solo el esposo traiga dinero, ahora emprendemos”, dice con mucha convicción Fany Ticliahuanca Choquehuanca, integrante de Chiflería San Cristóbal.
Ella, junto a otras dos vecinas han generado su autoempleo con capital y asistencia técnica del proyecto Haku Wiñay.
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Otra emprendedora hace sentir su voz. “Vendemos el mejor café de San Miguel de El Faique”, refiere, en voz alta, Rosa Choquehuanca Peña y le siguen sus socias de “Las Emprendedoras de Café Molido”, iniciativa financiada por Haku Wiñay.
Ellas empezaron procesando 30 kilos de café mensuales, pero su sueño es grande y, por el aroma y calidad de su producto, quieren darse a conocer en el Perú y el mundo.
Estas mujeres luchadoras, que constituyen un ejemplo para su pueblo, forman parte de 20 iniciativas de negocios de crianza de cuyes, cerdos, truchas, gallinas mejoradas (carne y huevos), producción de alimento balanceado, café molido, pan y dulces, tejidos y bordados, servicio de carpintería, derivados de caña de azúcar, derivados lácteos (queso, yogurt y manjar blanco).
Desde finales del 2020, Foncodes a través de la Unidad Territorial Piura interviene en los caseríos de San Cristóbal, Guayabo, Santa Ana, Calangla, Santa Cruz, Cruz de Piedra, Santa Rosa, Machay, Pusuqui y Faical, pertenecientes al distrito de San Miguel de El Faique, en una altitud media entre los 1050 a 2400 m s. n. m., zona tropical de la sierra de la región Piura, donde prima la producción de café, cacao, plátano y frutales.
En el distrito de San Miguel de El Faique, las familias usuarias del proyecto Haku Wiñay han mejorado notablemente su seguridad alimentaria, su economía y sus condiciones de vida, trabajando en vivienda saludable (habitaciones diferenciadas para padres e hijos, uso de cocinas mejoradas a leña, consumo de agua segura y prácticas saludables).
Su labores también comprenden el cultivo de hortalizas a campo abierto, tubérculos y granos; riego tecnificado (aspersión y microaspersión); crianza de animales menores (cuyes, gallinas, cerdos), módulos de abonos orgánicos (compost, biol, biocida).
En el caserío San Cristóbal, provincia de Huancabamba, al ingresar a la vivienda de la señora Magaly Santos Labán, su cocina mejorada es lo que más llama la atención porque luce ordenada, limpia, sin humo y bien iluminada.
Tiene además cuyes, gallinas, hortalizas, forraje hidropónico y otras tecnologías productivas. El cambio también lo experimentan las usuarias Nancy Cunia Choquehuanca, del caserío Tayapampa, y Sabina Ticliahuanca Toco, de Faical.
La mayoría de estas mujeres luchadoras tienen cosas en común: son madres solteras, tienen hijos menores con un padre ausente, no tuvieron posibilidades de estudiar y su fuente de vida es lo que el campo produce.