Por Luis Zuta Dávila
De ser un fruto exclusivamente consumido en la Amazonía hasta fines del siglo pasado, el aguaje ha ganado en los últimos años un sitial importante en las preferencias nacionales gracias a un mayor conocimiento sobre sus poderosas cualidades nutricionales, la apuesta de la industria alimentaria y el creciente aprovechamiento sostenible de este superalimento peruano.
Conocido en nuestra Amazonía como el “fruto del árbol de la vida”, el aguaje (Mauritia flexuosa) es el fruto de una palmera que crece en zonas inundables llamadas aguajales, y destaca por poseer un alto contenido de vitamina A, mayor que la zanahoria y la espinaca. Por ello favorece la salud ocular y ayuda a mantener una piel saludable.
Este superalimento amazónico contiene también una elevada concentración de vitamina C, la misma que ayuda en la absorción de hierro y calcio, por lo que contribuye a fortalecer los huesos y músculos, previniendo la osteoporosis y otras dolencias relacionadas.
El aguaje contiene fitoestrógeno, compuesto vegetal que tiene efectos antibiótico, analgésico, antiinflamatorio y anticancerígeno, sobre todo frente a tumores de mama, colon y próstata. También previene enfermedades cardiovasculares y accidentes cerebrovasculares.
Otro de los grandes beneficios del fitoestrógeno es la reducción de los efectos de la menopausia y equilibra los niveles hormonales. Investigaciones científicas han demostrado que mujeres y varones que consumen alimentos ricos en este compuesto presentan una menopausia y climaterio tardíos y con menos trastornos.
Regiones productoras
El aguaje crece en las regiones de Loreto, Ucayali, Huánuco y San Martín, y se estima que existen más de cinco millones de hectáreas de aguajales, de los cuales alrededor de un millón está en la Reserva Nacional Pacaya Samiria y su zona de amortiguamiento, en Loreto.
Este fruto tiene un papel vital en la cadena de los bosques tropicales selváticos, pues es importante alimento de animales como sajino, sachavaca, mono, majaz, así como de diversas especies de aves y peces.
La palmera del aguaje presenta plantas femeninas y masculinas. La primera es la que produce el fruto, pero necesita de la segunda para ser polinizada. En su etapa adulta, puede alcanzar hasta los 35 metros de altura y 50 centímetros de diámetro.
Cada árbol produce en promedio ocho racimos y cada racimo produce aproximadamente 725 frutos, por lo que la producción media estimada es de 290 kilos por palmera.
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Fruto versátil
Si bien el aguaje se consume tradicionalmente crudo y como refresco llamado “aguajina”, su versatilidad permite aprovechar su pulpa para producir helados y refrescos envasados, así como en repostería.
Por su parte, el aceite del aguaje tiene un enorme potencial en la industria cosmética para elaborar jabones y cremas para humectar la piel. Y la cáscara sirve para producir carbón ecológico que no contamina.
Aliado para mitigar el cambio climático
Al crecer en humedales amazónicos conocidos como turberas, los aguajales almacenan más de 600 toneladas de dióxido de carbono por hectárea, entre tres y cinco veces más que cualquier otro ecosistema tropical. Por ello constituye un aliado clave para mitigar el impacto del cambio climático en nuestro país y en el planeta.