De niña prefería jugar con aviones en lugar de muñecas. El interés por la aviación siempre estuvo en la imaginación de la capitana FAP Fiorella Sponza Nagybabi, pese a que no tener ningún antecedente familiar de piloto de aeronave.
“Estando en secundaria les manifesté a mis padres el interés que tenía de postular a las Fuerza Aérea para ser piloto. Ellos se sorprendieron mucho porque en mi familia no hay militares; sin embargo, siempre me apoyaron y estuvieron conmigo en todas mis decisiones”, comentó a la agencia Andina.
En quinto año de secundaria tuvo la oportunidad de asistir por tres días a un internado vocacional donde la Escuela de Oficiales de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) mostraba a los postulantes la vida diaria de los cadetes y las habilidades requeridas para abrazar esta carrera. Al término del evento, ya no tenía dudas de su vocación y así se los hizo saber a sus padres.
Con el paso de los meses, nada la detuvo para prepararse con ahínco y postular a la FAP, donde logró ingresar en el año 2008 entre los 10 primeros puestos de su promoción, lo que fue un primer gran paso en su carrera militar. Pero no sería el único.
Primer vuelo
Ya dentro de la Escuela de Oficiales, con 16 años, le tocó pilotear su primera aeronave en la ciudad de Piura. Había emoción y nervios, pero el temple y las horas de preparación le permitieron cumplir satisfactoriamente aquella prueba de destreza.
Lo anecdótico es que nunca antes había manejado un auto, pero ya aprendía a volar por los aires.
“Siempre voy a recodar mi primer vuelo. Fue cuando recién ingresé a los 16 años, nunca había manejado un auto y, sin embargo, ya estaba volando. Ese día me encontraba emocionada y nerviosa, pero tenía que saber controlarlos y eso se logra a través del constante estudio y repaso de todos los procedimientos a seguir. Debo decir que todo salió muy bien”, recordó contenta.
Su primera nave con la que surcó los cielos del Perú fue un avión de instrucción T-41 Delta. Luego, conforme avanzaba su preparación, le sucedieron aviones de mayor performance como el Zlin, de entrenamiento y acrobacia; el KT1, de instrucción avanzada; el Twin Otter DHC&-400, de versión flotadores y de ruedas. Y recientemente calificó para volar el C-27 J Spartan, que no había sido piloteado por una mujer. Con ello, se sumó al equipo de pilotos del Grupo Aéreo Nº 8.
Aeronave Spartan
La nave C-27 J Spartan, indicó la capitana, se utiliza para evacuaciones aeromédicas que llevan hasta 36 pacientes; también en misiones de búsqueda y rescate; transporte de pasajeros, carga y lanzamiento de paracaidistas. Una de las principales características de este vehículo aéreo es que puede ingresar a zonas de difícil acceso donde muchas veces no existen pistas de aterrizaje o suficiente luz.
“Esta nave es un avión de transporte táctico que puede aterrizar y despegar en campos cortos y no preparado, lo que lo hace ideal para las pistas en el Perú porque no siempre están asfaltadas o con radio ayuda. También cuenta con un sistema de NVG que son lentes de visión nocturna que permite el aterrizaje en lugares de poca iluminación como Jauja o Ayacucho”, precisó.
Las horas de entrenamiento y la constancia por dar lo mejor de ella hicieron que se convirtiera en la primera oficial mujer en pilotar este moderno avión, algo que requiere de temple, nervios de acero, pero sobre todo mucha destreza.
“Fueron mis superiores quienes dispusieron que pueda volar el C-27 J Spartan. Donde me mande la FAP, estoy presta para desempeñarme de la mejor manera”, aseveró.
Sponza dijo sentirse muy orgullosa por este nuevo mérito conseguido e indica que le gustaría servir como referente para otras mujeres que quieran lograr ser pilotos de avión, ya que “todo se puede conseguir a base de empeño y estudio”. Reconoce que su madre fue su mejor inspiración porque siempre vio en ella a la persona que lograba con tesón todo lo que se proponía; eso la motivó a seguir adelante y no desanimarse en su proyecto de vida.
Trato equitativo
Desde que ingresó a la FAP -aseveró- nunca ha sentido ningún tipo de discriminación por ser mujer. El trato siempre ha sido equitativo para ambos sexos y lo que ha primado en la institución es el esfuerzo de los oficiales por conseguir su objetivo.
Sin embargo, mencionó que la desconfianza o el asombro lo ha sentido por parte de los civiles cuando la ven al mando de una aeronave.
“Cualquiera diría que dentro de la institución habría diferencias por ser mujer, pero es todo lo contrario. Por ejemplo, para mis compañeros de la FAP es totalmente normal verme pilotar una nave; en cambio, cuando los pasajeros civiles ven a una mujer al mando de un avión se sorprenden demasiado y hasta exclaman ¡es una mujer!”, señaló.
Mujeres pilotos
Cada vez más se observa un mayor interés de las mujeres por formar parte de alguna institución militar donde puedan desarrollarse profesionalmente. La capitana Sparza indicó que en su promoción ingresaron 12 mujeres, de las cuales 11 se lograron graduar. Actualmente, el número de personal femenino se ha duplicado.
“Ahora, cada vez somos más mujeres presentes en el ámbito militar y también en otras áreas, lo que demuestra que podemos realizar el mismo trabajo que los hombres y en algunos casos mejor”, añadió.
Paso a paso, esta capitana Sponza ha logrado alcanzar sus metas a punto de mucho trabajo y perseverancia y entre uno de sus próximos proyectos se encuentra calificar como piloto instructor a fin de preparar y brindar todos sus conocimientos a las nuevas generaciones de la FAP. Por el momento, seguirá recorriendo los cielos peruanos llevando la ayuda necesaria que disponga su institución militar con la consigna de que todos los sueños se pueden alcanzar.