Un conjunto de 117 empresas y startups peruanas, la mayoría del sector servicios, hasta agosto de este año presentaron un reporte voluntario de sostenibilidad denominado Corporate B, señaló la profesora de la carrera de Ingeniería en Gestión Ambiental de la Universidad ESAN, Naldi Carrión.
Mientras que en el 2021, otras 377 de las cuales 36% eran microempresas, 42% pequeñas, 9% medianas y 13% grandes, lo hicieron ante el Global Reporting Initiative.
De esta manera, brindan luces de la relevancia a la incorporación de la sostenibilidad como una estrategia empresarial, lo que puede impulsar a que sus actividades de innovación incorporen también la sostenibilidad o que, desde el comienzo, la propuesta de valor del modelo de negocio esté basada en una innovación sostenible.
“En este contexto, los procesos de innovación buscan generar una ventaja competitiva para la empresa, por lo que la inclusión de la perspectiva de sostenibilidad es imprescindible con la finalidad de integrar consideraciones sociales, ambientales y financieras a todos los sistemas y procesos de una empresa”, señaló Carrión.
Refirió que desde la generación de una idea, los procesos de investigación y desarrollo, así como la comercialización, esto se aplica tanto al desarrollo de nuevos productos, servicios y tecnologías, como también a nuevos negocios y modelos organizacionales.
Panorama en los países de la región
La especialista, afirmó que existen artículos académicos enfocados en Colombia y México que analizan algunas aristas de la innovación sostenible como la eco-innovación.
“Que indican que si bien se viene impulsando una producción ambientalmente más sostenible en la región, estas no resultan en innovaciones con un impacto en las tres dimensiones de la sostenibilidad y este panorama no difiere con respecto al Perú”, señaló.
Refirió que en nuestro país falta implementar un enfoque más integral que impulse sinergias entre diferentes actores.
“El Perú cuenta con normativa que promueve acuerdos de producción limpia, promovidas por el Estado a través de Produce, impulsando la incorporación de estrategias enfocadas en la eco-eficiencia”, detalló.
“También con programas de apoyo a las investigaciones aplicadas para resolver problemas sociales desde Concytec y mediante el impulso que realizan otros organismos gubernamentales para la generación de startups innovadoras”, agregó.
Asimismo, dijo que a pesar del esfuerzo aislado, se empiezan a visualizar modelos de negocio innovadores que integran la sostenibilidad como por ejemplo, SInba, que plantea un servicio sostenible en la gestión de los residuos sólidos orgánicos, buscando convertirlos en un producto para la crianza de animales porcinos, aportando a la solución de problemas sociales de salud y saneamiento ambiental que impacta a la sociedad en su conjunto.
“Sin embargo, falta una mayor la promoción de innovaciones sostenibles que integren en su conjunto las dimensiones económicas, ambientales y sociales. Modelos similares se encuentran en el financiamiento de nuevos emprendimientos innovadores de alto impacto que se realizan en Chile y Colombia”, indicó.
“Proceso diferente es Brasil, donde estudios cualitativos reportan casos de innovación sostenible en el sector automotriz, agroindustrial y calzado desde comienzos de la década pasada. Y en donde se vienen estudiando además mejores prácticas, capacidades dinámicas, así como gerenciales para impulsar la innovación sostenible”, enfatizó.
Implementación
Carrión aseguró que el paso más importante para que las organizaciones implementen la innovación sostenible, es incorporar la sostenibilidad como una estrategia empresarial, de manera que se integre a lo largo de la cadena de valor y que una cultura organizacional de sostenibilidad impulse que el recurso humano se sienta también comprometido con esta visión y lidere iniciativas innovadoras en pro de la sostenibilidad.
Detalló que la priorización debe enfocarse seis criterios: eco-eficiencia, socio-eficiencia, eco-efectividad, socio-efectividad, suficiencia y el balance entre el uso del capital natural actual y la búsqueda de sostenibilidad social futura, es decir no afectar la capacidad futura de autosostenerse.
“Estos criterios persiguen que las empresas se adapten al marco de análisis y reporte de su triple impacto, en las dimensiones económica (no solo financiera), social y ambiental – “triple bottom line” – un término acuñado hace 28 años y que busca impulsar la trazabilidad y gestión del valor que agrega y destruye”, recalcó.
Finalmente, la docente de la Universidad ESAN, informó que la mayor ventaja de la innovación sostenible es la búsqueda de nuevos productos, servicios, formas de comercialización y/o modelos de negocio innovadores que puedan ser sostenibles en el tiempo al agregar valor no solo para la creación de réditos financieros.
“Sino que se reconozca el aporte económico, social y ambiental que se realiza a la sociedad y el ecosistema en su conjunto. Igualmente, permitir enfocarse en brindar soluciones a las problemáticas sociales y medioambientales también significa opciones comercialmente viables que pueden incrementar la competitividad en las empresas y atender a usuarios en la base de la pirámide”, puntualizó.